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Y todos los que tenían piedras preciosas las dieron al tesoro de la casa del Señor a cargo de Jehiel(A) el gersonita. Entonces el pueblo se alegró porque habían contribuido voluntariamente, porque de todo corazón(B) hicieron su ofrenda al Señor; y también el rey David se alegró en gran manera.

10 Y David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea, y dijo: «Bendito eres, oh Señor, Dios de Israel, nuestro padre por los siglos de los siglos.

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